A mediados de los años ochenta, disfrutamos de una invasión de motocicletas de todas las cilindradas. Los cupos de importación estaban desapareciendo en nuestro país de piel de toro, con el creciente “boom” de las motocicletas japonesas deportivas de media y alta cilindrada. Aquellos que no nos podíamos permitir los exagerados precios de las japonesas, nos conformábamos con la gran variedad de motocicletas de 2 tiempos de “pequeña” cilindrada de la industria italiana. Teníamos mucho donde elegir, sobre todo en 125: Laverda con su versión LB1, Garelli, Gilera, Morini, Cagiva, e incluso la NS 125 F de Honda se fabricaba en las instalaciones de Atessa de Italia.
La Gilera RV 200 era la hermana mayor de la RV 125 compartiendo parte ciclo y estética, con la diferencia de un cilindro y pistón más grande, exactamente 183cc. La primera impresión es de “moto grande” debido a su tamaño, altura, cómoda posición y neumáticos anchos (de mayor sección que una Yamaha XS 400) con llanta trasera de 18” y delantera de 16”. El motor es un conocido 2 tiempos basado en el 125 de cross refrigerado por agua con una potencia de 25cv y bastante elástico. Destaca su elevado equipamiento con un completo tablier con indicador de temperatura de agua, cuenta revoluciones, cúpula, mono amortiguador trasero con bieletas, puente de horquilla, engrase separado, entre otros.
La RV 200 era una gran moto de iniciación para aquellos jóvenes de 18 años que deseaban adentrarse en el mundo de las motos deportivas.
A continuación puedes descargar y leer el reportaje publicado en la revista Motociclismo número 916 de 1985