Marcas y modelos
Ante la fiebre de las motos trail a finales de los ochenta y con las tendencias de los usuarios de comprar trail para “todo uso”, las trail en los 90 se empiezan a domesticar para darles una opción más asfáltica. La nueva KLR 650, viene derivada de la KLR 600, con mayor cilindrada, y el mayor diámetro de pistón de la época, entregando 48CV, gracias a su motor con doble árbol de levas, culata de cuatro válvulas y refrigeración líquida. El objetivo de la modificación en el motor estuvo centrado en aumentar su par, la zona de utilización y la respuesta en medio y bajo régimen, pero manteniendo el carburador d 40 mm con distintos pasos, pero con la caja de filtro de aire ampliada, un radiador con electro ventilador, y con un embrague reforzado. A pesar de ser un gran monocilíndrico, no existían las temibles vibraciones gracias a su eje contra rotante.
El nivel de acabados era singular y enfocado para largas rutas, dado que por un lado contaba con un depósito de gasolina de 23 litros, un carenado para el faro, un mayor asiento, cubre manetas incorporadas, porta equipajes con asas para el pasajero y el pedal de arranque era una opción, por si la batería fallaba. No obstante había detalles que la desmerecían como los relojes, aunque mejorados, no contaban con suficiente información, los mandos funcionales, pero de aspecto barato.
Mejoraba sus prestaciones en vías asfaltadas, y en la parte ciclo, incrementando la distancia entre ejes, un basculante de aluminio, y mayor inclinación y avance de la dirección, un centro de gravedad más bajo, razón por la que vio su nacimiento, dado que estas motos se estaban imponiendo a nivel mundial, al suavizar el salto existente entre las trail y las motos de carretera, aunque no vigilaban el peso del vehículo, limitando su uso en “lo marrón”, pero sus acabados y equipamiento lo compensaban. Su depósito de gran capacidad, como su competencia, Transalp, Dakota, les aporta una enorme autonomía ante cualquier proyecto y aventura de travesía hacia lo desconocido.
En la ciudad es una moto ágil, muy manejable, con el único handicap de la altura de su asiento a casi 900mm, y con una dirección ligera y rápida a baja velocidad. En carretera el buen tacto de este motor facilita enormemente la conducción, que deja una vez en marcha de parecer grande y voluminosa, ofreciendo confort y la posibilidad de un ritmo vivo de marcha. La estabilidad en autopista es perfecta.
Como conclusión podemos decir que la KLR 650 es una auténtica trail de finales de los 80 y principios de los 90, quizás más polivalente que su predecesora, pero pierde facultades en el “OffRoad” por culpa del incremento de su peso, volumen y por su escasa protección inferior, a pesar de que su suspensión absorbe bastante bien en pistas.
A continuación puedes descargar y leer la prueba realizada por Moreno de Carlos con fotografías de E. Jiménez/ A.M. de C. en la revista Motociclismo su edición nº 994.