Después de tres generaciones de un mismo modelo la Moto Guzzi Le Mans 850 en versiones I, II y III necesitaba una actualización mucho más profunda, ya que la Le Mans 850 III ya se había quedado desfasada frente a sus competidores cada vez más feroces, entre ellos los japoneses.
De Tomaso gerente de Moto Guzzi decide sacar la cuarta versión de la “LeMans” pero esta vez subiéndola de cilindrada con el propósito de conseguir más potencia y par motor. En lugar de denominarla Le Mans IV, Guzzi decide llamarla Le Mans 1000 a secas.
Este nuevo modelo se presentó en el Salón de Milán en 1983 aunque no empezó a comercializarse hasta bien entrado 1984. Con respecto a su predecesora, los cambios más significativos, no son solo el aumento de cilindrada, sino el cambio de geometría de chasis y la adopción de llanta delantera de 16 pulgadas tan de moda a mediados de los años ochenta. Esta llanta pequeña le permitía a la moto ganar en agilidad pero perdía ese aplomo característico de las Guzzis con llanta delantera de 18”. Los puristas criticaron bastante esta decisión.
El nuevo motor de 949cc continuaba con culatas de dos válvulas por cilindro, y declaraba 81cv frente a los 69cv de la 850. Pero lo importante no era el aumento de potencia, sino la ganancia considerable de bajos de su bicilíndrico pareciendo ahora una locomotora.
La nueva estética era muy similar a la de su hermana pequeña la Lario V65, y en resumen se nota una mejora en la calidad de acabados con respecto a la LeMans 850. El tacto de funcionamiento de la moto en general como las suspensiones, frenos, postura de conducción, etc., hacían de ella que su conducción fuera mucho más agradable que sus predecesoras.
No obstante hoy en día aunque puede considerarse una moto clásica, no tiene el carisma o glamour de una Le Mans 850 en cualquiera de sus tres versiones (para mí la más bella, la primera versión de 1976).
A continuación puedes descargar y leer la prueba publicada por Claudio Boet en la revista Motociclismo número 901 de 1985.