Acabo de volver de un viaje a EE.UU y al comprarme en el aeropuerto la revista americana Motorcyclist, pude leer un reportaje dedicado a las motos turbo japonesas de los años ochenta. El artículo me hace realizar una gran reflexión sobre la evolución de las motocicletas en las ultimas décadas.

A principios de los años 80, la guerra entre los 4 fabricantes japoneses estaba servida, sobre todo entre Honda y Yamaha con una lucha de conseguir ser el famoso "number one" como marca y unidades vendidas. No solo esto, sino que ya desde finales de los años 70, el poderío se demostraba con sacar al mercado la motocicleta más potente y con mayor aceleración. En EE.UU sacar al mercado una motocicleta que pudiera cubrir los 400 metros (el cuarto de milla) en 11 segundos era un prodigio, y es por ello que los cuatro grandes japoneses luchaban por conseguir el trono de la aceleración. Las motocicletas europeas ya no podían conseguir tales registros y las americanas todavía menos salvo que se les pusieran kits de potenciación. Asi pues la referencia de las motos deportivas siempre fue el mercado estadounidense, mercado principal de Honda, Yamaha, Kawasaki y Suzuki. Entre 1981 y 1984 tanto Honda como Yamaha sacaron más de 40 nuevos modelos al mercado.

Con el fin de llamar la atención al usuario y crear una revolución, Honda fue la primera marca japonesa en sacar una motocicleta turbo de estricta serie, la CX500T comenzando su producción en serie en 1982. La moto efectivamente era revolucionaria no solo por el turbo, sino por su inyección electrónica, refrigeración líquida, monoamortiguador trasero, linea moderna y futurista, transmisión por cardán y prestaciones. No obstante tenía varios handicaps, entre ellos su elevado precio y peso, lo que la hacía poco competitiva a la gran mayoría de usuarios. Además por el mismo precio tenías una motocicleta deportiva de 1000 cc con prestaciones superiores.

Acto seguido atacó Yamaha con su XJ 650 L Turbo (SECA Turbo en USA) sobre la base del motor de la XJ 650, una moto menos compleja que la Honda con carburadores y refrigeración por aire. Era algo más ligera y "menos cara" que la Honda pero seguía siendo una moto poco competitiva. También disponía de cardán, pero el efecto turbo no la hacía fácil de conducir al limite y sacarle a unas simples suspensiones y chasis no dignos de este motor.

La tercera japonesa en sacar su turbo al mercado fue Suzuki con su XN 85 (su denominación de 85 era por sus ochenta y cinco caballos de potencia). Era la unica turbo que lograba bajar los 11 segundos en la aceleración del cuarto de milla, con un peso inferior a sus competidoras y más deportiva además de un precio inferior a los 5.000 USD. En 1983 era la mejor turbo del momento.

Kawasaki no tardó en reaccionar mejorando los defectos de sus competidoras y sacando al mercado la Gpz 750 turbo en 1984, sin duda la motocicleta turbo más potente y rápida del mercado. Kawasaki quería ser el referente y no le costó conseguirlo.

Honda rectificó mejorando su turbo actual y lanzando la CX650 turbo con importantes mejoras y un turbo más progresivo, pero la moto no tuvo la aceptación esperada. Entre 1984 y1985 las marcas empezaban a producir y comercializar motocicletas más baratas, menos complejas, más ligeras y con mayores prestaciones, como sería el caso de la Kawasaki Gpz 900R, la Yamaha FZ 750 o la Suzuki GSXR 750.

La era de las motos turbo se quedó en el olvido con la llegada de las nueva joyas. A pesar de ser motos poco prácticas, hoy en día son motos de culto valoradas por los coleccionistas, dada su escasez y "rara avis". En España el coleccionista Eduardo Sanz dispone de los cuatro modelos en perfecto estado de serie.

Puedes leer a continuación la prueba publicada en la revista americana Motorcyclist de mayo/junio del 2017

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