Ante la moda de convertir motos de serie a Café Racer, Brat, Street Tracker, Bobber o Scarambler, la gran duda de muchos usuarios es que modificación realizar en su motocicleta.
Esta moda raramente se aplica a motocicletas modernas, se suele realizar en motocicletas “viejas” o clásicas. El debate está cuando una motocicleta clásica con un aspecto original tiende a ser modificada. Para muchos es un sacrilegio, pues los puristas opinan que la moto debe mantener su estado original y es una pena “destruirla” para “cafetearla”.
Está claro que sobre gustos no hay nada escrito, y que cada uno puede hacer con su moto lo que le de la gana, y de que hay motocicletas que después de 25 años no tienen apenas valor en el mercado, por lo que se prestan a personalizarlas y otras con más valor por lo que sus propietarios se resisten a tunearlas.
Lo que para uno puede ser una obra de arte, para otro puede ser un sacrilegio. Es cierto que influye el presupuesto destinado en la moto y la creatividad de cada uno, pero no podemos negar que los fabricantes actuales están siguiendo las modas sacando al mercado nuevas versiones de sus modelos actuales con el fin de vender más unidades. Hay varios ejemplos como BMW o Triumph con sus modelos Nine T o Bonneville ambas en sus diferentes configuraciones estilo “vintage”.
La cuestión es que guste o no, la moda existe y hay motos con verdaderas fortunas invertidas. Lo más importante es que todos somos moteros, respetarnos unos a otros y que cada uno sea feliz con su montura. Ráfagas a todos…
A continuación detallamos dos ejemplos: Una Sanglas Yamaha 400 de 1982 y una Honda VFR 750F monobrazo de 1991